Playa de las Catedrales

Puede que te hayas bañado en preciosas playas de arena blanca, puede que hayas surcado olas en las playas más bravas, puede que hayas visitado playas con monumentos y rocas de preciosas formas. O  quizás hayas visitado las 10 mejores playas del mundo. Aún así la playa de las Catedrales no te dejará indiferente.

La playa de las Catedrales se encuentra en Ribadeo, provincia de Lugo en su parte más oriental. Está declarada Monumento natural por la Consejería de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia y cada año recibe millones de visitantes. Desde una zona de acantilados, cuidado con los niños, se accede a la playa por unas escaleras cuando la marea está baja. La playa está repleta de gigantescos peñascos que crean distintas formas debido a la erosión del aire y del mar.

Las formaciones más llamativas son unos grandes arcos de unos 30 metros de altura como si fuesen los arcos de una catedral, y de ahí el nombre de la playa, aunque su nombre original es la Playa de Aguas Santas. También es muy fotografiado un enorme pasillo entre 2 bloques de roca verticales.

Lo ideal nada más entrar en la playa en quitarte los zapatos, remangarte los pantalones y caminar por toda la playa cámara en mano disfrutando del espectáculo natural mientras sientes la arena en los pies.

La playa es un auténtica belleza, pero a nuestros hijos les divertía más correr por la arena, entre los charcos de agua que se crean al bajar la marea y dándose un chapuzón aunque el tiempo no acompañase y la temperatura del agua tampoco, pues fuimos en Semana Santa.

Para visitar la playa de las Catedrales entre el 1 de julio y el 17 de septiembre y en otros periodos de temporada alta es necesario sacar una autorización de acceso a la playa. Podéis solicitarlo aquí desde un mes antes del día de vuestra visita. No tiene ningún coste, pero de esta forma regulan la cantidad de personas que visitan la playa cada día y se ayuda a su conservación. Al sacar la autorización te indican la hora de la bajamar del día que vas a hacer la visita (va cambiando), tenedlo en cuenta porque solo se puede acceder a la playa con la marea baja. También podéis echar un vistazo a esta tabla de las mareas de todo el año. Lo mejor es llegar una hora antes de la bajamar para que os dé tiempo a recorrerla sin prisas. Atención porque cuando sube la marea algunas zonas se quedan inaccesibles y si no os andáis con ojo os puede tocar salir a nado.

Hay 2 parking gratuitos muy cerca de la playa y si después de la visita queréis comer allí mismo tenéis un merendero al ladito del acceso a la playa y un restaurante con terraza. Otro restaurante que nos han recomendado es la Cofradía de Rinlo, a 10 minutos en coche, pero se llena fácilmente así que reservad con antelación porque nosotros no llegamos a coger mesa.

Sea invierno o verano esta maravilla natural bien merece una visita si estáis por la zona de Lugo, os aseguro que aunque no os gusten las playas esta os fascinará.