No es que haga falta irse tan lejos, hasta la Isla Norte de Nueva Zelanda para visitar una granja, en nuestra propia provincia seguro que hay unas cuantas, pero es que esta granja es muy especial y de lo más divertido para los visitantes, especialmente para los peques. Así que si os animáis a viajar a las antípodas y visitáis la ciudad que huele a huevo Rotorua (por su actividad geotérmica) no paséis de largo el Agrodome una granja que no os dejará indiferentes.
La verdad es que no tenido muchas ocasiones de visitar granjas, muy a mi pesar, porque me encantan, pero esta nos pareció espectacular tanto para grandes como para pequeños. Fue lo primero que visitamos a nuestra llegada a Rotorua y aunque la ciudad tiene muchos encantos (menos su aroma), este lugar es de visita obligada si vais con niños.
El agrodome realiza un espectáculo en que muestran algunas de las facetas más comunes de las granjas neozelandesas, como la labor de los perros pastores, les ponen a prueba delante de todo el público controlando a las ovejas e incluso demuestran como dirigen a las ocas hacías donde indica el pastor. Varios peques afortunados seleccionados al azar son llamados al escenario para dar el biberón a unos corderitos recién nacidos. Una experiencia inolvidable.
Nueva Zelanda esta llena de ovejas, dicen que hay más que personas, y aquí nos enseñan 20 de sus razas, desfilan en el escenario y se colocan en su rinconcito a modo de exhibición. ¿Adivináis cual es la que da mejor lana? La oveja merina de origen español, ¡sí señor! A continuación sacan la máquina y esquilan a una de ellas, en menos de un minuto dejan al animal sin su abrigo de lana, ¡impresionante!
Después de presenciar el espectáculo, nos hicimos un tour guiado por la granja en su trenecito, remolcado por un tractor. Hacen varias paradas para ver a los animales de cerca y darles de comer pienso directamente de la mano. Podéis alimentar cabras, llamas, vacas y avestruces aunque a mi estas cuellilargas me daban un poco de miedo. También se hace una parada en la plantación de kiwis, ¿sabéis qué forma tiene la planta del kiwi? Nosotros lo descubrimos aquí, es muy parecida a una parra de uvas. Y además tuvimos ocasión de probar vino de kiwi y zumo de kiwi, tan parecidos que nos sabías cuál era cuál.
La granja también tiene un pequeño museo del esquilado, una cafetería y un par de tiendas. En una de ellas se muestra como procesan la lana que acaban de esquilar en la exhibición y podéis comprar productos autóctonos, prendas de lana, productos de cuidado corporal y unos caramelos de miel buenísimos para los catarros.
Como colofón a este fantástico día en la granja, en sus alrededores podéis encontrar más actividades de ocio y deportes de aventura, muchos de ellos aptos para niños como cruceros por el lago Rotorua, el parque de la naturaleza Rainbow Springs donde conocer al pájaro kiwi y muchos otros animales autóctonos, un gigantesco laberinto hecho de arbusto o donde acabamos nosotros, rodando dentro de una pelota de plástico colina abajo en una especialidad que los neozelandeses llaman Zoorbing, divertidísimo!
Si quereis viajar a Nueva Zelanda por vuestra cuenta podéis comenzar a organizar vuestro viaje desde aquí:
¡Qué chulada! Aunque pilla un poco lejos 😉
El viaje es largo pero te aseguro que merece la pena, es un país fascinante y genial para descubrir en familia.
Una vez en Asturias presencié un concurso de vacas que desfilaban en la plaza del pueblo y me pareció un gran show. Pero por lo visto en Nueva Zelanda les dan mil vueltas. El escenario con las ovejas es tremendo ja ja ja. ¡La granja no tiene desperdicio!
Pues tampoco pinta mal el concurso de vacas asturiano, seguro que a los niños les encantó. Un abrazo!
DESDE LUEGO la visita a la granja es muy constructivo que les e visto a mis hijos aprenden y se lo pasaron bomba
Y tanto que aprenden! Incluso los mayores descubrimos siempre cosas nuevas. Gracias por tu comentario Mariano